miércoles, 27 de mayo de 2015 0 comentarios

Hasta luego papá

Era un 17 de diciembre cuando me dijeron "vamos a ver tu papá porque se siente un poco mal", a pesar de haber llegado cansada de una actividad de la universidad no me negué, lo fui a ver. Tenías la cabeza caída y te temblaban las manos, pero no perdías los ánimos, días antes habías comprado muebles nuevos y un comedor nuevo para tu casa y cuando nos sentamos juntos me dijiste "eso se lo dejo a tu abuela por si es que me muero"- me dio miedo, atiné a reírme y decirte "papá, no digas eso, tu vas a durar hasta los 100 años". Traté de masajear tu cuello para ver si lograba enderezar tu cabeza y fue inútil, recomendé que te compraran un collarín y te trajeron uno. Te miraba, me miraste y estando mal me dijiste "¿Tienes hambre?" e inmediatamente pediste que me prepararen algo, nos sentamos juntos y así como estabas nos pusimos a ver una de tus series favoritas "The big bang theory", me mencionaste nombres que ni sabía, pero fingía entender para no decepcionarte. No sabía que ese momento sería el último donde te iba a ver caminar, hablar, sonreír, y poder abrazarte.

Al día siguiente me llamaron diciendo que te habían llevado al hospital, que fuiste caminando pero que te faltaba el aire terriblemente, a las horas me dijeron que habías perdido el conocimiento y que te quedarías un día en observación. Un día que se convirtieron en cinco meses y una semana. Donde te detectaron Miastenia gravis, que era una enfermedad donde a pesar que no ibas a poder hacer tus actividades normales, no era para que te me vayas. Todas mis vacaciones las pasé contigo, tu fuiste mi regalo de cumpleaños, te fui a dar de comer un par de veces, masajeé tu pies cuando tengo un miedo irracional a los pies, te cuidé, te mimé, te amé en cada momento cuando estábamos juntos, cuando veíamos tv y me decías que te cambie a alguno de los poquitos canales que se lograban ver, me acuerdo cuando le pedía postrecitos a la señora del comedor para que te sintieras feliz y lo comías con ganas. He escuchado mucho de tus informes médicos, siempre con buena actitud, siempre dándole ideas a los doctores para ver si se podía hacer algo más. Siempre te preocupabas de como estaba, y una de las cosas más difíciles que me preguntaste fue "¿Qué tengo?" y aunque en ese momento se me hizo un nudo en la garganta, te lo expliqué detalladamente pero sin perder la esperanza porque yo tenía la esperanza que íbamos a salir de ese maldito hospital, que tu ibas a ver la luz del día, que volverías a casa e íbamos a ver tv juntos de nuevo. Que ibas a cruzar la puerta y decir "hooooola" como tú siempre decías, pero no fue así.

¿Sabes con qué me quedo?, con los mejores recuerdos, he tenido el mejor abuelo, tal vez tuviste algunos errores, pero ¿Quién no los tiene?, me enseñaste sobre la unión familiar, la perseverancia, la fortaleza. Me hacías reír como nadie, a veces me sobornabas con billetes de diez soles para comer alguna comida que no me gustaba. Siempre me llamabas para que veamos una película juntos, para que arregle tu computadora, para enseñarte a manejar tu celular (que por cierto era más moderno que el mío), eras la persona más trabajadora que he conocido en mi vida, siempre proyectándose a algo nuevo, siempre pensando en los demás antes que en sí mismo. Extraño que me llames por teléfono y me cantes happy birthday, te voy a extrañar con toda mi alma, perdóname si no te cumplí al decir que íbamos a salir de ese hospital, han sido los cinco meses más difíciles de mi vida y el día más difícil fue cuando me tuve que despedir de tí, cuando te vi echadito, inmóvil, con gasas en los ojos y la boca, con tus cosas listas a tu lado, como si simplemente te fueran a desconectar de esa máquina que hacía que respires, pero me quedo con tu olor, con los besos que le di a tus manos, a tu rostro, con todo lo que te dije y espero que me hayas escuchado. Me voy a sentir más sola sin ti, porque eras de las pocas personas que me quería de verdad y no sé si algún día pueda reponerme de esto. Cada 25 de mayo a las 10 de la noche siempre recordaré que una de las personas más maravillosas me dejó, pero que ya está descansando. Te amo papá, con el corazón en la mano, mi alma está contigo donde quiera que estés, nunca te olvidaré. Y perdóname de nuevo por no ir a ver tu entierro, no voy a resistir ver como te apartan de mi lado. Te amo para siempre.



Tú y yo juntos, hasta más allá de la eternidad
en nuestro rinconcito del mueble.

 
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