Tranquila y silenciosa me encuentro aún en la claridad
escribiendo esto pensando en él y mandándole fuerzas mientras estoy sentada
escuchando música. Es extraño que el se emocione en días festivos, pero estaba emocionado
justo para esta fecha y ahora no puede estar con nosotros. Hubiera querido
verlo, acariciarle el cabello blanco que ahora tiene, controlar sus latidos,
revisar su integridad física, asegurarme que esté bien abrigado, hablarle cerca
al oído con toda la esperanza del mundo, fuerte, sin llorar. Decirle de nuevo “tú
eres mi mayor ejemplo de fortaleza” y pedirle perdón una vez más. Aún tengo fe,
aún estoy tranquila. Tan tranquila que estoy lista para esta noche, una noche
triste donde sé que tendré que abrazar a muchas personas con lágrimas en los
ojos, donde va a primar la tristeza tal vez. Pero no me decaigo, porque ahora
soy la que tiene que dar fuerza, la que tiene fe, la que no se va a dejar
vencer por la melancolía, la que aguanta y acumula. Estoy lista para no
defraudarlo y aunque él no lo sepa una parte de mi corazón está con el dándole
fuerzas, aún no estoy lista para una
partida más, así que tú puedes, demuéstrales a todos que no me estoy
equivocando, que esta fe es inquebrantable, levántate.
Para todos feliz navidad, la mía será difícil pero no la
peor aunque no sé cuánto más voy a poder resistir aguantándome todo. Papá Noel,
si existes, sánamelo.
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