lunes, 23 de febrero de 2015 0 comentarios

#YoTeAmo




Porque te aprendí a querer con tus errores y defectos
Porque no importa que hagas, te puedo perdonar lo que sea
Porque me haces preguntas difíciles pero siempre contesto
Porque la única vez que me atreví a contestarte, le bajaste revoluciones a tu carácter y me explicaste porque no debía de contestarte
Cuando veo nuestras pocas fotos juntos
Porque masajee tus pies y eso no lo hago por nadie (más)
Por esas veces que me llamaste y nos quedamos juntos viendo tv abrazados
Por ese día que estando mal te preocupaste por si había comido y me diste de tu sándwich
Porque te preocupas por mi y yo por ti
Porque extraño tu voz y quisiera que dijeras alguna lisura para alegrarme la vida
Porque haces que me olvide de mi negatividad
Porque me haces investigar y aprender cosas nuevas
Porque me haces escribir cosas “con el corazón en la mano” como siempre digo

Por todo esto y más. 
martes, 3 de febrero de 2015 0 comentarios

La espera




Llegó al hospital y corriendo subió las escaleras, llegó a la baranda y la trepó como siempre. Vio a una monja con él, dándole capaz el último adiós, entró en pánico y gritó. Su acompañante subió en la baranda y le dijo "no son sus pies". Lo habían cambiado de lugar, su alma volvió a su cuerpo. Se sentó en el piso e inmediatamente lo reconoció. Veía todo el movimiento, enfermeras entraban y salían como si fuera un hogar tranquilo. Él estaba ahí, mirando todo y la vez nada, llamando a alguna de las enfermeras que no le hacían caso y fue ahí donde ella se desesperó y comenzó a chancar el ventanal de vidrio con las uñas, pero nadie la escuchaba. Comenzó a llorar todo lo que no había llorado desde que toda su pesadilla comenzó. Sintió la impotencia de no poder gritar, de no poder hacer algo para que lo atiendan o capaz ella misma atender sus necesidades. Cuando llegó su momento de verlo siempre siente un impulso de energía positiva, como si toda esa negatividad que la acompaña día a día se quedara afuera de la sala esperándola para cuando regrese. Entra, se pone la bata, se desinfecta las manos y corre feliz hacia él diciéndole su apodo en tono bajito pero que él pueda escuchar, le trata de dar un beso y le acaricia la cabeza. Él se relaja, sonríe, la mira con cariño. Ella lo percibe y guarda pequeñas capturas en su mente, como fotografías que viajarán en el tiempo y que regresarán en el momento menos esperado. Le pregunta como está, atiende alguno de sus pedidos, conversan, aunque él solo gesticule, asienta y niegue y ella extrañe el sonido de su voz y sí que lo extraña con el alma. Ella siempre le hace prometer algo, él siempre lo promete y eso le da seguridad, ella sale tranquila de la sala. Oliendo sus manos porque estuvieron con él. Pensando en alguna solución, estudiando su caso, tratando de ayudar. Conversa con los doctores y a veces les discute, no sólo a ellos, sino también con las enfermeras. Sus visitas al hospital están sacando su verdadero carácter de a pocos. Una vez no la dejaron entrar porque pensaban que era menor de edad, al día siguiente llevó su documento de identidad, pero ese guardia ya no estaba. Se siente capaz de pelear con quien sea, porque haría todo por él, porque va a luchar hasta el final, ella  piensa eso mientras vuelve a sentarse en el piso, por dos horas, vigilándolo, cantando bajito alguna canción que se imagina que a él le gusta. Preguntándose cuando va a acabar su pesadilla, pero no encuentra respuesta. 
 
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