sábado, 21 de marzo de 2015 0 comentarios

#DíasDuros

Especialmente hoy me siento fatigada. Hace quince días que inicié clases y supe que nada sería fácil, los cursos han cambiado. Me preocupa no rendir. Me encanta saber que aparentemente he encontrado buenas amigas, tanto así que cuando las vi sentí que las había extrañado, me hacen reír un montón. Ya tuve prácticas hospitalarias, fue una experiencia incomparable, cada día me enamoro más de mi carrera, a pesar que hasta el día de hoy no descarto que algún día estudiaré medicina humana como lo he soñado desde el vientre de mi madre.

Desde hace tres meses no salgo ningún fin de semana, ni si quiera he ido a ninguna fiesta, reunión, acontecimiento aparentemente divertido y de noche (sobretodo). Hace dos meses que decidí no hablarle más al chico que me gusta o bueno, gustaba, me siento más tranquila (mentalmente) desde que tomé esa decisión. Hace tres meses que voy al hospital cuatro días a la semana a visitar a Valentín, también soy paño de lágrimas, soporte e investigadora.

Hace tres meses que no pienso en enamorarme, no recibo un abrazo, no lloro y no vivo. Me di cuenta que no escucho música tan frecuentemente como antes, que no voy a ningún concierto y cuando anuncian alguna banda/artista no me da ganas de ir, ni siquiera me emociona. Que cuando me dicen para salir me entra una inexplicable flojera, prefiero quedarme en casa, me quedo y me siento harta de todo, hasta de los alrededores donde vivo, podría decirse que me aburre hasta mi propia casa.
Y cuando llueve ya no salgo corriendo y saco la lengua, cuando hace mucho calor llego , tiro todo y quiero dormir y no lo consigo. Cuando me acerco al espejo me veo un poquito más arrugada, casi siempre tengo mucho sueño. Hace poquito vi a alguien que quise con todo mi corazón en un tiempo y no sentí nada, en ese momento no sentí que mi corazón bombeara sangre.

A veces me siento molesta o fastidiada y que no puedo lidiar con otros seres humanos,  me estoy aislando de nuevo de todo. Lo único que no me gusta es comer sola o tener que hacer algo como una compra o un papeleo y no tener a nadie quien me acompañe.

Me río en clases, me río cuando me burlo de alguien más, me río de alguna ocurrencia de mis amigas, pero al final no sé si he reído de verdad.  Son días duros. 
jueves, 5 de marzo de 2015 0 comentarios

Ficción I


Luego de reír y caminar tanto, cansados buscamos un sitio para sentarnos. Nos encontrábamos caminando por el malecón de Miraflores y un muro donde se podía apreciar la inmensidad del mar nos acogió. Nos seguimos riendo de alguna ocurrencia que él dijo, yo ya no podía más con el dolor de estómago que me invadía de lo mucho que reí en ese momento. Débil de tanta risa, me recosté en su hombro hasta que ambos nos quedamos callados. Era de noche.

 No puedo creer que esté de nuevo aquí contigo- dije sonriendo, pero sin que él pueda ver mi sonrisa.
 Citaré a una persona que siempre dice, si alguna vez nos peleamos nunca olvides este momento- dijo él.

Cerré mis ojos y no le dije nada y es que cuando sentía momentos sublimes con él, como reírnos tanto o hablar de cosas que a ambos nos gustaban simplemente quería que siempre recordara el momento, que pensara en mí de alguna manera. Así como el siempre invadía mi mente en todo momento.

¿Puedo hacer algo?- pregunté
Claro- dijo él
Le tapé la boca con mi mano y la besé, seguido a eso me eché a reír y él puso esa cara de extrañez que siempre pone cuando hago malas bromas o digo algo que considera “raro”.
¿Y eso?-
¿No puedo?- dije rodeando la seriedad.
Al contrario- dijo él  y seguido hizo lo mismo que yo, tapó mi boca y besó su mano


No me di por vencida y repetí lo anterior y cuando él lo repitió quité su mano y nos besamos, nos correspondimos y extrañaba sus besos. Sabían igual que siempre, como si se hubiesen congelado ocho meses en el espacio esperando que vuelva. Tembló como la última vez, le tomé las manos y  me reí, lo abracé, le tomé la mano, se la solté y me fui corriendo porque esta vez no quiero que me atrape. 
 
;