Me despido del dos mil
catorce con cariño, ya que se llevó de encuentro a los dos años anteriores
desde que llegó. Me dio un buen primer día del año, un buen cumpleaños, ingresé
a la universidad y conjunto a eso, recuperé las ganas de vivir, me creció el
cabello que se me había caído y los kilos que bajé. Recuperé la actividad, las risas, las ganas de cantar y sobre todo las de escribir. Me hizo dar
cuenta de quienes son mis verdaderos amigos y quienes no y ¿saben qué? nadie es
indispensable. He hecho nuevos amigos (todo gracias a Twitter), he conocido
gente con la que me hablaba durante años, algunos durante meses. Me volví menos
tímida y tengo muchas más ganas de hablar y decir lo que pienso. Vencí al
constante mal humor, a la amargura y estoy segura que poco a poco venceré a la inestabilidad. También vencí a la depresión y me siento orgullosa de decirlo y lo
quiero repetir, vencí a la depresión. Conocí más sobre música, desde como
escucharla, hasta como sentirla. Cerrar los ojos y volar con ella. Ahora sé que la
música está para todo momento que hasta me atreví a sacar mis audífonos en todo
momento, sin miedo. No he contado a cuantos conciertos fui este año, pero lo
que sé es que más han sido conciertos locales, el único internacional fue
Metallica y pues, no me arrepiento de nada. He tenido la oportunidad de hablar
con el guitarrista peruano que más admiro, con que él sepa cómo me llamo y cada vez que
me encuentra me llame por mi nombre me hace feliz –risas-. También al
comunicador más influenciador de Twitter, al cual aún le debo diez lucas, una
correa, una entrada al cine, una salchipapa y ahora, una taza. Conocí las
verdaderas fiestas, probé un poco de libertad y me divertí mucho. Este año no
me enamoré, pero quise y quise mucho. En cuanto a la universidad no se parece
en nada al colegio, eso también aprendí este año, de ser vaga dos años a volver
al ritmo de estudiar, levantarme temprano, crearme hábitos de estudio y demás, lo más gracioso fue volver a usar un uniforme pero ahora es blanco y guinda, bueno,
se me hizo difícil al comienzo pero no imposible, solo se trata de luchar
constantemente. Yo antes me molestaba con mis amigas (en el
tiempo donde yo no estudiaba) porque no tenían tiempo para verme, pero la
verdad es que cuando estás en los estudios lo que menos tiene uno es tiempo,
mis respetos para las personas que trabajan y estudian a la vez, admirables
ellos. Mi año tampoco ha sido perfecto, aunque gracias a la vida son pocas las
veces (que en este momento recuerde) en las que haya llorado muy fuerte. Podría
decir que el año no está acabando como yo quisiera, que ahorita todo es
incierto, que estoy como una montaña rusa (en ánimos), pero estoy haciendo todo
lo posible para estar estable. Tengo mucha fe y fortaleza. Espero nunca tener
que contar lo que temo. En fin, sigo agradecida con este año, que cacheteó a
los otros, agradezco a quienes conocí este año, de quienes pude aprender algo,
quisiera tener más años así, pero con buenos finales. Prohibidas las partidas.
Siempre es hoy.
Tranquila y silenciosa me encuentro aún en la claridad
escribiendo esto pensando en él y mandándole fuerzas mientras estoy sentada
escuchando música. Es extraño que el se emocione en días festivos, pero estaba emocionado
justo para esta fecha y ahora no puede estar con nosotros. Hubiera querido
verlo, acariciarle el cabello blanco que ahora tiene, controlar sus latidos,
revisar su integridad física, asegurarme que esté bien abrigado, hablarle cerca
al oído con toda la esperanza del mundo, fuerte, sin llorar. Decirle de nuevo “tú
eres mi mayor ejemplo de fortaleza” y pedirle perdón una vez más. Aún tengo fe,
aún estoy tranquila. Tan tranquila que estoy lista para esta noche, una noche
triste donde sé que tendré que abrazar a muchas personas con lágrimas en los
ojos, donde va a primar la tristeza tal vez. Pero no me decaigo, porque ahora
soy la que tiene que dar fuerza, la que tiene fe, la que no se va a dejar
vencer por la melancolía, la que aguanta y acumula. Estoy lista para no
defraudarlo y aunque él no lo sepa una parte de mi corazón está con el dándole
fuerzas, aún no estoy lista para una
partida más, así que tú puedes, demuéstrales a todos que no me estoy
equivocando, que esta fe es inquebrantable, levántate.
Para todos feliz navidad, la mía será difícil pero no la
peor aunque no sé cuánto más voy a poder resistir aguantándome todo. Papá Noel,
si existes, sánamelo.
Hola, soy yo de nuevo. Ayer le hablé de ti a una amiga y me
entró nostalgia. Sé que no puedo escribirte porque te causaría problemas, que
me tienes bloqueada y que no debo de llamarte. Pero me quisiera asegurar de
alguna manera de que estés bien (tú sabes porque). Ha pasado ya más de un mes desde que dejamos
de hablar. Me he sentido muy perdida desde decidiste ya no ser mi amigo. Debo
de ser sincera, he pensado maneras de comunicarme indirectamente contigo, pero
pienso y digo ¿Y si lo toma mal?, ¿Y si se molesta más? Sabes que no hice nada
grave para que esto suceda, sabes que no merezco lo que pasó. Ojalá algún día
entres al blog, tú ya sabes la dirección, veas este post y me escribas al menos
solo diciéndome que estás bien. Yo sé que odias que te diga que te extraño,
pero sí, te extraño. Eras de las poquitas personas en el mundo que realmente me
comprendía y sé que yo a ti también. Y espero que algún día como te dije, te
digas a ti mismo “que huevón fui” y vuelvas, acá te voy a estar esperando como
si nada hubiese pasado con alguna canción de Calamaro para recordar o para no
olvidar.
E.
Cada vez que lo veo es como un “padre nuestro” cuando
comienza a hablar, sé cómo comienza, lo que sigue luego de y como va a
terminar.
Aquel día en el parque fue diferente, aunque comenzamos
hablando de los mismos problemas de siempre. Algo que aprendí con el tiempo es
que cuando le tocas una persona un tema que le gusta cuando está molesto, esta
persona se olvida de renegar y comienza de hablar de su tema de interés (o al
menos eso funciona conmigo).
Era de noche, hacía frío y estábamos en el parque de
siempre. Frente a una rotonda hundida donde los niños suelen montar skate, las
madres ven jugar a sus niños y unos que otros enamorados pasan agarrados de la
mano. Lo recuerdo bien, hasta las hojas de los árboles se caían por el viento
fuerte. Comenzamos a hablar de música, casi nunca hablábamos de este tema que
al menos a mi me encanta tanto. Sabía que por sus canas y sus arrugas algo tenía
que saber. Muy aparte que me volví adicta a Led Zeppelin cuando él tuvo que
irse. Ya que es o era (la verdad que no sé mucho que hace actualmente)
aficionado con grabar toda la música que le gustaba en un cd y los rotulaba el
mismo.
Si me voy por las ramas, un día de esos que lloraba porque
lo extrañaba comencé a buscar en las cosas que dejó en un estante, entre ellas
estaban los cd’s rotulados que dejó en un estuche. Agarré uno al azar y
encontré esa mágica canción de Led Zeppelin “Stairway to heaven”. Cada
cumpleaños que he pasado sin él o cada cumpleaños que él no ha pasado conmigo, esa
canción ha servido para que mis heridas no ardan. Él no lo sabe, pero me he
sentido más unida a él con música que con palabras.
Volviendo al día del parque, tuvimos una conversación muy
buena. En esos días yo comenzaba a descubrir el rock peruano de los 60’s y 70’s
y el sonido tan europeizado me envolvió. Ya que si no se sabe, bandas como The
Mad’s, Pax, Los York’s, Saicos, Traffic Sound no tienen ni tenían nada que envidiarles
a The Beatles y Rolling Stones (sin desmerecerlos, obviamente), ya que ellos
hacían un trabajo similar y bueno al igual que ellos. Es más The Mad’s le abrió
un concierto a los Rolling Stones alguna vez. En fin, ese día tocamos el tema
del rock peruano, comenzó a contarme que cuando él vivía en Magdalena ya para
los 60’s él era un adolescente y que los Yorks vivían también en Magdalena,
algunos de ellos fueron sus amigos. Me contó que en esos años intentó tocar
guitarra y que no le salió y que cambió su guitarra por una bicicleta, pero la
ocultaba para que el abuelo no se la quitara, porque a él nunca le gustó que
monte bicicleta. También me contó que un día sus amigos lo convencieron en ir a
una fiesta a la que él no tenía ganas de ir y terminó siendo la mejor fiesta de
su vida porque los Traffic Sound tocaron allí. Lo contaba todo con brillo en
los ojos, con una sonrisa que me emocionó hasta las lágrimas cuando llegué a mi
casa y lo recordaba en mi almohada. Por fin había logrado hacerlo sonreír y bordeé
la felicidad ese día. Me dijo que su canción favorita textualmente era “Había
una canción que yo escuchaba, se trataba de una calle de Miraflores, de las
fiestas locas de los viernes” y yo le dije “¿Avenida Larco de Frágil?”, “sí
creo que esa era” –comenzó a cantar de a pocos-, lo poco que recordaba. “Si
algo bueno te he heredado ha sido la música”- me dijo. Sonreí.
Ese día en el parque se ha quedado tan grabado en mi mente,
que me atrevo a decir que ha sido uno de los días más felices de mi vida. Escribo
y siento que si pestañeo una vez más puede caer una lágrima de alguno de mis
ojos, pero lloraría de felicidad, pero en sí llorar me parece un acto de
fragilidad total que por ahora prefiero evitar. Con todo esto llego a que hace
unas semanas, encontré a Tavo Castillo en un concierto. Y aunque no hablé con
él ni nada, le pedí una foto. Al ver la foto solo me acuerdo de él. No lo veo
hace un par de meses y me gustaría decirle “Mira, acá estoy con una de las
personas que escribió tu canción favorita”, solo eso.
Su héroe y yo.
Domingo en la mañana y los jugos gástricos me matan de a pocos
mis ilusiones se desmoronan de a poquitos, reemplazo tus ausencias con canciones.
Es domingo y quiero verte, este y todos los que vengan,
pienso mucho en tí, más de lo que debería, no puedo concentrarme.
Las peores inseguridades se apoderan de mi tranquilidad,
¿Qué me has hecho, por que apareciste?
Y pienso en aquel día, caminando en aquel sitio peligroso, mirándome en la luna de espejos,
queriendo retroceder e irme corriendo, pero también me recuerdo esperándote
y la primera sensación que causaste en mí cuando te vi.
El pensar que había algo recíproco que pasó a ser una confusión o impulsos del momento,
mis suspiros están perdidos en la desesperanza
Te has llevado parte de mi alegría con cada decepción,
pero mi cariño sigue intacto y capaz eso sea lo que más me dañe en este momento
¿Cómo hago para fundirte en el olvido si estás tan presente?
¿Cómo te quito de ese lugar tan importante?
Quería curar tus heridas y ver tu sonrisa inolvidable todos los días
he caído en el conformismo, de la lejanía, de la resignación
Y cuando no puedo dormir, deliro pensando en ti,
porque produces sensaciones, porque me matas lentamente,
porque no quiero aceptar que es mejor no verte más,
regalame un último domingo, para hacerlo durar una eternidad.
mis ilusiones se desmoronan de a poquitos, reemplazo tus ausencias con canciones.
Es domingo y quiero verte, este y todos los que vengan,
pienso mucho en tí, más de lo que debería, no puedo concentrarme.
Las peores inseguridades se apoderan de mi tranquilidad,
¿Qué me has hecho, por que apareciste?
Y pienso en aquel día, caminando en aquel sitio peligroso, mirándome en la luna de espejos,
queriendo retroceder e irme corriendo, pero también me recuerdo esperándote
y la primera sensación que causaste en mí cuando te vi.
El pensar que había algo recíproco que pasó a ser una confusión o impulsos del momento,
mis suspiros están perdidos en la desesperanza
Te has llevado parte de mi alegría con cada decepción,
pero mi cariño sigue intacto y capaz eso sea lo que más me dañe en este momento
¿Cómo hago para fundirte en el olvido si estás tan presente?
¿Cómo te quito de ese lugar tan importante?
Quería curar tus heridas y ver tu sonrisa inolvidable todos los días
he caído en el conformismo, de la lejanía, de la resignación
Y cuando no puedo dormir, deliro pensando en ti,
porque produces sensaciones, porque me matas lentamente,
porque no quiero aceptar que es mejor no verte más,
regalame un último domingo, para hacerlo durar una eternidad.
Devuélveme los insomnios y las taquicardias,
Las lágrimas y las cartas que te escribí y tuve que romper.
Devuélveme mis ansiedades y mis arrepentimientos,
Mis besos llenos de ilusión, mis caricias en el rostro.
Los pensamientos en la noche, sobre todo los que tienen que ver con el futuro,
Las risas, la música, la frialdad de mis manos, los ruidos en la mejilla.
Te agradecería mucho que también me devuelvas la calma,
ya que hace unos meses la perdí gracias a ti.
Y estas ganas de quererte que poco a poco me debilitan con tu indiferencia,
La agonía y la desolación junto a lo que te di y lo que quisiera darte en este momento.
Te dejo con todos esos abrazos que correspondiste,
y con mis ganas de nunca separarme de ti,
Porque no lo volverás a sentir
Porque no me volverás a sentir
Porque no te volveré a sentir
Y me iré tal vez,
con tus devoluciones.
Las lágrimas y las cartas que te escribí y tuve que romper.
Devuélveme mis ansiedades y mis arrepentimientos,
Mis besos llenos de ilusión, mis caricias en el rostro.
Los pensamientos en la noche, sobre todo los que tienen que ver con el futuro,
Las risas, la música, la frialdad de mis manos, los ruidos en la mejilla.
Te agradecería mucho que también me devuelvas la calma,
ya que hace unos meses la perdí gracias a ti.
Y estas ganas de quererte que poco a poco me debilitan con tu indiferencia,
La agonía y la desolación junto a lo que te di y lo que quisiera darte en este momento.
Te dejo con todos esos abrazos que correspondiste,
y con mis ganas de nunca separarme de ti,
Porque no lo volverás a sentir
Porque no me volverás a sentir
Porque no te volveré a sentir
Y me iré tal vez,
con tus devoluciones.
Es bueno volver, extrañaba mi mundo en letras. Es horrible empezar desde cero y por tercera vez, siempre quise volver y me dió vergüenza hacerlo de nuevo por este portal, estaba pensando en migrar a otro nombre, pero mi imaginación no pudo más, por eso y gracias a una amiga que me dijo “que siga Callate Maldita” que me atreví por una última vez. Recordé porque inicié todo esto en el 2010. Cuando estaba aún salón de colegio, con un block y un lapicero, preguntándoles a todos “¿Qué nombre me sugieres para un blog?”.
Tenía 15 años y hoy tengo casi 20, casi cinco años desde que cree este lugar para desahogarme, para ayudarme y de paso también a los demás. Sé que este lugar nunca será como aquel glorioso 2010, donde recibía comentarios, halagos y mensajitos sugiriendo alianzas para hacer crecer las vistas, concursos en “20 blogs” que nunca gané. El mensaje de Google donde me dijeron que estaba lista para las publicidades y así poder ganar algún dinerito, donde fue justo que abandoné el barco, porque el blog llegó a ojos paternos y eso era lo que yo menos quería. No quería reclamos, sermones, preguntas.
Me atreví a escribir y mostrarme tal cual soy aquí, pero tampoco quería que las personas me pregunten ¿Por qué? sobre todo si me unían los lazos sanguíneos. Han pasado cuatro años y espero que esos episodios no tengan que repetirse jamás.
Pasé años sin escribir, me dio un extraño “síndrome” y según yo, ya no tengo aquel “don” que tenía como cuando solía tener 15 años y era super segura de mí misma. Hasta escribí un libro que en épocas de colegio, pero que cada vez que leo me digo a mí misma: “tengo mucho que corregir aquí”. Lo he tratado de hacer, pero también lo abandoné.
Pasé dos años de depresión, hundida en el hoyo. También intenté escribirlo y sentirme mejor, es más, traté de abrir el blog, pero sentía que todo lo que escribía era con el hígado y no con el corazón (como lo solía hacer desde un principio). Rescaté pocos post que siento que son realmente buenos, pero los puse en privado para sacarlos algún día a la luz de nuevo.
Ahora y especialmente hoy, quiero renacer, quiero ser aquella que era, la de los quince años, al menos por aquí. Y que quien quiera leer me acompañe a crecer, que caigamos y nos levantemos juntos, vamos a volver, voy a volver y quiero volver, pero esta vez ya no me quiero ir.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)