viernes, 30 de enero de 2015 0 comentarios

¿Qué es de tu vida?

Ella estaba sola caminando mientras hacía algo de frío. Andaba con los audífonos en los oídos cuando sin darse cuenta, llegó un mensaje en su celular. Era él. La persona con la que menos quería hablar en ese momento. En el mensaje la saludaba y le preguntaba ¿Qué es de tu vida?. Ella no respondió, se quedó pensando, llegó a su casa, cogió papel y lápiz y comenzó a escribirle una carta que esta vez no rompería. 



¿Qué es de mi vida?, te respondo. Estoy bien. No han habido muchos cambios, la persona por la que estoy preocupada está mejorando, aunque casi nunca me preguntas nada de eso. Aún te quiero y nunca más te lo voy a volver a repetir. Escuché Cerati mientras escribía esto para darme valor y porque es un buen modo de decirte adiós, si, es una carta de despedida. Una vez nos prometimos que nos contaríamos si alguno de los dos estábamos saliendo con alguien, capaz te olvidaste. Me enteré que estás con alguien, la noticia no me puso nada feliz, pero en ese momento pensé más en mis estudios que en ti, como siempre debió de ser. Ahora que estoy de vacaciones, las cosas que publicas en todos lados son una tortura interdiaria. No tengo ningún derecho a reclamar, somos amigos y nunca hablamos de amor. ¿Te acuerdas nuestra última salida?, la disfruté mucho, la pasamos tan bien que ese momento de felicidad olía a último episodio. Cuando caminábamos por la Avenida Arequipa en plena bajada te dije "si algún día dejamos de hablar, acuérdate bien de este momento, sí?, Es navidad, nunca nadie olvida como pasó su última navidad". Me acuerdo de eso y sonrío mucho, de eso y del frío, los cigarros, la música, la caminata, tú y tu sonrisa inolvidable. Esa misma que me captó cuando nos conocimos. También me acuerdo que me hablaste de ella y me dio mucho miedo de que llegue el año nuevo, ya sabía que pasaría algo. Tu eres de las personas que siempre da sorpresas o como dices tú "los fines de año siempre definen tu situación sentimental". No pensé que pocos meses lo definirían, en el fondo hubiese querido lo mismo conmigo. Al final de nuestra salida terminamos abrazados, con miedo en plena Javier Prado, sin carro para volver y con los minutos contados para que nos caiga la media noche encima, prefiero recordar nuestra despedida, abrazo, último contacto visual y último beso en la frente, así como cuando nos conocimos, besaste mi frente con cariño. Lo percibí. Lo pensé tanto, le di vueltas al asunto y luego de todo lo que hemos pasado, he decidido dejarte ir de una buena manera, sin que me afecte y que a ti tampoco te afecte, espero que leas esto y no me trates de decir nada, porque no sabré que responder, solo me queda desearte "vibras universales" y despedirme de ti como cuando te conocí, con el corazón y con las manos heladas.  ¿Qué es de mi vida?, un recuerdo diario, una lucha constante, un amanecer y un anochecer, música o pensamiento, eso es de mi vida, una duda, un todo o un nada, un contigo o sin ti. Tal vez no sepa que es realmente. 


Dobló la carta, la puso en un sobre y la puso encima de su escritorio, enviarla o no queda en ella,  capaz aún lo está dudando. 
domingo, 25 de enero de 2015 0 comentarios

Dream on

Nunca pensé que Twitter serviría para conocer a personas tan geniales como él. Unas interacciones con mis grandes amigas Milagros y Anaí me servirían para darme cuenta que era una persona confiable. Sí, soy una paranoica confesa. El hecho de que en su foto solo salga parte de su cara y su ojo fue un detonante para despertar mi curiosidad. Cuando tuvimos la oportunidad de hablar aparte me di cuenta que teníamos gustos musicales parecidos y me halagó mucho que me pidiera de favor que le mostrara más sobre lo que yo escucho (cosa que hasta ahora le debo). A pesar de que muchos kilómetros lo alejan nunca dudé de él, es una buena persona por donde lo veas. Es más, no se hizo problemas en enviarme una foto de él y comprender mi paranoia, eso fue fenomenal para mí. Cuando llegó a Lima y nos reunimos por primera vez fue gracioso, yo andaba en una discotienda con un amigo que me pidió que lo acompañara a comprar los regalos para su familia por navidad mientras hacía hora y esperaba que él y mis estimadas gritonas aparezcan. Jamás me pude poner de acuerdo con él y al salir de una tienda simplemente vi a un chico el cual era él y nada más lo reconocí nos gritamos nuestros respectivos nombres y nos dimos un abrazo.  Nunca hubo un silencio, un momento incómodo, siempre hubo un tema bueno de conversación y nos trajo regalitos (siempre recalcaré gestos lindos como ese). Luego de nuestra conversación/reunión con las amigas, él y yo nos fuimos en un micro camino a la Arequipa mientras me contaba la historia de su vida, lo escuché atentamente, le decía lo que pensaba al instante y al bajar nos subimos a un taxi donde nos recibió “El hombre lobo en Paris” y alguna canción de Daniel F que ahorita no recuerdo el nombre de fondo musical. Nos divertimos hablando, riendo y en ese momento me di cuenta que había encontrado uno de esos amigos que siempre quise en mi vida. Lo he visto un par de veces más en lo que duró su estadía en Lima, han sido grandes encuentros. Ahora somos socios musicales, me gusta escuchar cuando me habla sobre sus proyectos, me enorgullece saber que tiene metas, que no se quiere quedar con lo que tiene, que sus ganas de salir adelante son infinitas, que a pesar que todo lo que pudo pasar o puede pasar no lo va a detener en nada. Aunque a veces piense que no lo apoyo, aunque a veces la cague, aunque a veces no responda, con este post quiero que sepa que lo quiero mucho y que le agradezco que me acepte con mis errores, inestabilidades, por siempre darme ánimos y que cuando vuelva espero que hagamos hora en el malecón de Magdalena, con puchos de canela, unas chelas y unos stickers. ¿Una Bembos?.

Puchos, chistes y rock and roll.
sábado, 24 de enero de 2015 0 comentarios

Vómito verbal

Ayer lo vi luego de tiempo, en ese parque, en la tercera banca de la derecha. Casi de noche y el vómito verbal fluyó solo. El circulo vicioso, las quejas, los reclamos de siempre, dinero, dinero, sucio dinero. Fiestas, descontrol, la mesa, la universidad, la vigilancia, “el que no te quiere no te valora, el que te quiere hará todo por ti”, todo es por ti, diles a ellas, ¿Qué pasa si me muero mañana?, ¿Qué pasa si mañana me atropella un carro?, dile que haga algo, sueldo mísero, miedo del mañana, miedo del más tarde, mucha fatiga. Los perros peleando, familias pasando, él tratando de entrar en razón de nuevo, rajes del abuelo, rajes de todo, pero perfección en él. “Nada de lo que me dices hará cambiar mi modo de quererlos”, nunca tuve en mi mente la definición de familia, cuando me quejo todos me dicen que me queje contigo, tú me dices que me queje con ella, mejor me quedo callada. Vivo constantemente en silencio. Ella me dice que me parezco a ti. Palabras como: ignorante, “una persona más inteligente”, su poco sentido común. Veneno, mucho veneno. ¿No te parece tonto eso?. ¿Te parece bien que todo siga así?, yo recuerdo solo dos momentos bonitos mientras viviste conmigo y los narré. Quiero divorciarme. Yo estudiar. Lágrimas. Una historia muy falsa. Dudé de todos por un momento. Pensé en solucionar los problemas muriendo. Luego. Busca en un trabajo. No me ayudes, no quiero nada. ¿Quieres un helado?, no. ¿Quieres una gaseosa?, tampoco. ¿Un sándwich?, no gracias. Quiero irme. Siempre volvemos a lo mismo. “Tú no me entiendes”.  Caminar tres largas cuadras en silencio. Déjame acá. “Discúlpame”, ya. Y creé mi propia verdad. Y no se la quiero decir a nadie.


viernes, 16 de enero de 2015 0 comentarios
En el micro, camino a casa, trataba de recordar algún "cumpleaños feliz" y no recordé ninguno.
jueves, 15 de enero de 2015 0 comentarios

El vigésimo dieciséis de enero.

Me parece mentira haber vivido veinte años en este mundo tan ingrato y loco. Aún me veo echada en las piernas de mi mamá preguntando ¿Mami, cuanto falta para cumplir quince? Y recuerdo mi voz mucho más joven, me recuerdo pequeña, despreocupada. Y han pasado justo quince años desde que hice esa pregunta. Hoy me miro al espejo  y me toco el rostro y veo mis uñas súper largas, algún granito, mis ojeras pronunciadas y siento que por fin soy mayor. Y aunque esto me gusta a la vez me da pena, porque sé que viene “lo bueno”, que tengo que tomarme todo más en serio y eso me asusta. También me digo mientras me miro que es tiempo de mejorar como persona, que debo de dejar algunos defectos, sobre todo mis engreimientos. Me costará el hecho de decir “tengo veinte” y no volver a mencionar más el “diecialgo”. Dicen que a partir que entras a los veinte los años se pasan más rápido. ¿He madurado? Eso me pregunto yo. La verdad que no me siento adulta. Ni si quiera sé cómo se comporta un verdadero adulto. No me creo Peter Pan tampoco. Aunque creo que me estoy contradiciendo. Tengo un extraño sentimiento cuando cumplo años, me emociona los días antes de que llegue y cuando llega simplemente ya quiero que acabe. Nunca me ha gustado celebrar mis cumpleaños y la única vez que lo celebré me arrepentí de celebrarlo (aún me arrepiento). Y la verdad que sobreviviré este día con dignidad, dos exámenes me esperan calientitos en la universidad y al llegar a mi casa quiero quitarme la ropa y dormir un rato. Luego quiero leer mis saludos, ignorar la mayoría y solo ver los que realmente espero que al menos por milagro de la vida se acuerden de que existo. Quiero almorzar, me quiero vestir inusual, el año pasado me puse una falda larga y un bivirí y no me dio vergüenza salir así. Quiero comer una tajada de torta pero que no me canten “Happy birthday” porque es incómodo. Quiero que me llamen a las doce, quiero que no me pregunten “¿Oye, que quieres que te regale?”, quiero ir al hospital y ver a mi verdadero regalo, quiero que me digan que aprobé química, quiero pasar un día tranquilo, quiero que no se apoderen de mi día, quiero que se acuerden de mi con música. No evito recordar todo lo que he vivido durante veinte años, aunque no me acuerde los tres primeros, pero aún tengo todo presente, cada cosa bonita, fea, ahí está atesorada en mi veinteañero corazón. Me pregunto si cambiarán mis diminutivos por mi nombre en seco. Y si algún día tendré que ir a hacer colas para pagar las cuentas. Y si algún día voy a ir a Sargento y me van a regresar cargada a mi casa (es un sueño de toda la vida).  Y el otro año, veintiuno, legal en todos los países. 


Y esta soy yo, antes de envejecer.
 
;