lunes, 30 de noviembre de 2015 0 comentarios

Límite

Llevo tres días sin pararme de la cama. Me llaman para ir a almorzar/cenar, voy. No hablo, no hago ningún chiste acostumbrado, termino, agradezco y vuelvo a la cama.

Trato de distraerme con el celular, no le escribo a casi nadie. Hoy un amigo se hartó de escuchar mis problemas -lo compadezco- .Cuando tengo que apagar la luz y llega la hora de dormir,acomodo la almohada, me echo al lado izquierdo, cierro los ojos, los abro arrugo la cara y me pongo a llorar, he llegado al límite. Luego de llorar lo suficiente, procedo a tomar mi ya engreída "Alprazolam".

Hoy se fue sin avisar, me pareció sospechoso, en si ya sabía que había pasado(mis presentimientos son casi un hecho), tomé su celular, lo leí absolutamente todo y era lo que suponía, me sentí asqueada, comencé a temblar, mi corazón comenzó a latir a mil, tenía ganas de tomar una pepa o llamar alguna de mis amigas malogradas que siempre me ofrecen drogas y aceptarlas.

No lo pensé dos veces, me metí a mi cuarto, puse un documental de Soda Stereo de fondo para que nadie se diera cuenta que estaba temblando, saqué un papel, un lapicero y comencé a hacer una carta súper larga, capaz con niveles muy altos de amargura, asco, resentimiento y decepción que he escrito en la vida, me contengo para no llorar de una manera que ya hasta me da miedo y cuando termino, doblo la carta y me la escondo entre la pijama.



 Mañana me voy 


lunes, 16 de noviembre de 2015 0 comentarios

Balsa


Recuerdo bien la canción de madrugada, cuando tú aun no tenías un rostro para recordar, pero si una voz que no me abandonaba. 

Cada distorsión, cada quiebre me hace acordar a ti, "Te conozco de toda la vida", 
"Me gustaría abrazarte hasta que te quedes dormida", 
"Debimos de conocernos antes", 
extraño sentir la magia en cada una de tus palabras, gasto papel y nostalgia al recordar esto en pleno estallido del invierno. 

Eres cada canción que me pasaste, pero hoy mas que nunca, eres Balsa.



Encontrado en un papel, dentro de una agenda del dos mil catorce. 

jueves, 15 de octubre de 2015 0 comentarios

Sueños recurrentes

A veces cuando el insomnio no me ataca o cuando hago largas caminatas duermo tranquilamente, pero siempre tengo tres sueños de cabeza (que sueño seguido o casi siempre). Obviando que hace mucho tiempo que no me da una parálisis de sueño donde aprovecho en contar que empezaban cuando me daba la vuelta al lado derecho, de pronto no podía moverme solo podía abrir y cerrar los ojos y cuando los cerraba sentía que alguien entraba a mi cuarto, se acercaba a mi oreja, me decía cosas que hasta ahora trato de descifrar y hasta se reía. No sé porque siempre tenía ese instinto de gritar "mamá" y obviamente no se escuchaba, sentía mucho frío, a veces este ente me jalaba el cubrecama, me dejó un arañón en el brazo y me pasó la típica de "te jalaron las patas" una noche, eran tiempos donde hasta me daba miedo dormir.


Sueños recurrentes

1. El carro rojo yendo de frente y que no sé manejar, siempre me veo dentro de un carro rojo que anda avanzando sin que yo sepa manejarlo, va en una autopista donde no hay ningún otro carro, solo "el mío" y me da miedo chocarme y como sea trato de manejar el carro y no pasa nada, solo sigue avanzando como si el camino no tuviera final -como la vida misma-
2. Cindy (SIN DIENTES), este sueño es como el padre nuestro, este es el más frecuente, sueño que se me caen los dientes en cualquier situación y de cualquier parte de la boca, puede ser uno o cinco o todos pero siempre sueño que se me caen los dientes, sin sangre pero siempre los veo en la palma de mi mano y no, nunca me he puesto a leer que significa. Cuando despierto siempre me aseguro de tener los dientes completitos y en su lugar.

3. En toalla, este es uno de los que me está atormentando últimamente, sueño que aparezco en cualquier lugar sin ninguna clase de ropa, nada más en toalla y en chanclas caminando y pasando la verguenza de la vida, de paso buscando mi casa para obviamente vestirme.
 

Bonus

4. La promo, este junto el sueño de la toalla los he soñado hasta hace unos días, el sueño me lleva al último día de clases del colegio o la fiesta de promoción, donde veo a todos mis 28 amigos reunidos, me despido de ellos o estamos en la fiesta y sé que no los voy a volver a ver, hasta veo a mi ex  cuando éramos más jóvenes y lozanos, es bonito y nostálgico.


No molestar
lunes, 5 de octubre de 2015 0 comentarios

Tos

Me levanto muy tarde, miro la hora en la pantalla de celular, me arrepiento de haberme levantado tan tarde pero sin embargo no me paro de la cama. No me importa si el día esta claro u oscuro, tal vez me levanto para ir al baño, no me preparo el desayuno ni grito "buenos días" porque la garganta no me lo permite. 

Reviso alguno que otro mensaje en el celular y luego vuelvo a la cama, me paro, o cambio de posición, evito ver los calendarios o pensar que ya falta poco para que llegue navidad y que el tiempo se me va acabando. 

Almuerzo y vuelvo a la cama, veo alguna serie o programa inútil pero que me entretiene, veo algunos videos, trato de no poner nada en mis redes sociales para que la gente no se entere que no hago ni un carajo mientras todos tienen una vida muy buena y súper activa. 

Evito verme al espejo, evito cenar, a veces me olvido de tomar agua, a veces me echo y simplemente pienso y pasan así las horas, me encerré así durante 10 días, fingiendo ante los demás (que no me ven) que estoy de "puta madre", cuando realmente estoy muerta en vida.

Viene la noche y todo se vuelve perjudicial, muy aparte que me dan ataques de tos, me pongo triste, pienso de todo un poco sobre todo en mi abuelo, en como era mi vida hace unos meses atrás antes que todo pase, en cuanto tiempo falta, en cuanto tiempo me tomará/costará en cumplir lo que quiero, en que no estoy feliz, en que me duele la garganta y que espero que alguna noche, cuando todos duerman, me ahogue tosiendo. 

A veces por las noches, busco trabajo, a veces me llaman, a veces no, la mayoría no conviene, no sé porque postulo. Luego recuerdo mis viejos proyectos y prefiero no tocarlos. Hablo con algunos amigos, luego no quiero hablar con nadie. Derrepente lloro, sin escuchar música, para quedarme dormida o me quedo mirando como amanece, así como el 2012-2013, en mis peores depresiones y esta se asemeja muchísimo a esas, hasta la puede superar. 

Hace un año cuando comenzaba a "superar" mi tristeza y comencé a escribir de nuevo siempre tuve presente que pasaría si esto me volvía a ocurrir y pseudo segura de mi misma me dije que lo superaría porque ya estoy mayor, que ya no soy la niña de hace dos años bla, bla, bla. Mentí.


Drama queen
sábado, 19 de septiembre de 2015 0 comentarios

Adiós


Hablar vía mensajes. Conocernos. La universidad. Ir a San Marcos. Nuestras sombras. La segunda salida. El primer beso. El "te amo" apresurado. Los errores. El engaño. La inestabilidad. Tu pasado oscuro. Intensamente. Besarnos entre libros. La torta helada. Tus secretos. La historia de la foto. Cuando agarraste mi mano y me sentí extraña. Salir a escondidas. Tus abrazos. Mi inseguridad. Aquel lugar. Mi miedo. Mi huida. Tu confusión. La semana. No funcionó. Salir de nuevo. Mis problemas. La biblioteca de la universidad. Las calles de Jesús María. La piña. La naranja. El parque detrás de San Marcos. El paradero de universitaria. Me escribiste una carta. Yo te escribí una a ti. Ant- man. Love is purple. Hablar mientras comíamos alguna chatarra buenaza. El parque en Surco. Tu uniforme azul. Mi uniforme guinda. Me fastidia el sol. A ti te da risa. Renegona. Cachetón. Mis botitas plomas. El frío. Los cigarros. Tu perfume. Mis manos. Mis anillos. Tus ojos. Tu cd de 300 canciones. Mis historias. Las tuyas. Caminar muchas calles hasta ampoyarme. Encontrar trabajo y odiarlo. Que tu me vayas a recoger casi siempre. Enamorarme un poquito. Pasar días preciosos. Que se joda todo por unos mensajes. El declive. Mis ánimos para tratar de seguir. Mi depresión. Tu optimismo. Tus faltas a clases. Mis disculpas. Nuestro escape. Amor amarillo. Las salidas lindas. Beatle fest. Hablar en el parque mientras tomábamos Coca Cola. Abrazarnos por la calle. Bromear. Mis golpes en tu cara. Mi mudez. Mis malos humores. Tus ánimos. Ver el fútbol. Sentarnos con extraños. La paletita de chocolate. Las peleas. La decepción. Los cuatro días. Yo llorando. Tu leyendo esto. Terminó. 



martes, 14 de julio de 2015 0 comentarios

Ficción III


"Estoy muerta en vida, todas mis esperanzas de encontrar algo normal en mi vida se han acabado".

Dijo Elena llorando en la noche abrazada a sus piernas. Tenía aun la esperanza de escuchar un grito con su nombre que la hiciera despertar de la pesadilla, pero no, no era una pesadilla, era la vida real atacando de nuevo. Pasar todo un día con Juan le hizo perder la poquita fe en la humanidad. El encuentro en la mañana fue agradable, Elena tenía ciertos achaques matutinos y cuando caminando fue al encuentro de Juan, le brillaron los ojos, se acercaron y como de costumbre ella le hizo un par de bromas, Juan la calló con un beso y comenzaron a caminar y hablar de miles de cosas. Llegaron a su destino y como de costumbre apareció un poquito de esa mala suerte que es fiel compañera de Elena y fue así como decidieron cambiar de lugar.

Cuando llegaron fue lo mismo, querían ir al cine y este segundo estaba cerrado. Esperaron unas horas mientras caminaban y a Elena se le ocurrió caminar de la mano con Juan. Éste se extrañó y le preguntó:

-¿Ya no te da miedo agarrarme la mano?
-Ni siquiera sé porque lo estoy haciendo
-¿Y qué se siente?
-Raro
-¿Raro, cómo?
-Raro nuevo

Luego de ver la película que quisieron. Elena salió un tanto preocupada del cine, con los miedos de siempre, las inseguridades de siempre, los pensamientos de siempre y solo quería irse. Juan la detuvo, tuvieron de esas pláticas serias. Juan había terminado con su compromiso, tiró cinco años a la basura por el amor de Elena, ella no creía en nada, no confiaba, nunca dejaba de dudar de él. Luego de esa plática muy a su pesar hizo que Juan elimine todo rastro de Karen (la prometida). Aparentemente Juan no lo dudó, lo hizo y seguido a eso le confesó abiertamente su amor a Elena, le soltó un "te amo" y palabras de esas que les dicen los chicos a las chicas, que uno nunca sabe si son sinceras o parte de un guión romántico, pero que Elena supo escuchar y atesorar bien. Luego de que salieron los demonios de Elena y matarla un poco, decidieron comer algo.

Fue ahí que todo comenzó, cada uno soltaba una historia diferente. Ya sea una curiosidad o algo de la vida que simplemente los marcó. En un momento inesperado, Juan le confesó a Elena que en un tiempo fue mala persona, que se metía drogas (cosa que no le sorprendió mucho, ya que muchas personas en la actualidad lo hacen), y  que hace muchos años estaba en una especie de banda con unas personas que habían matado gente, pero que lo dejó, que fue hace como 10 años atrás y que no tenía de que preocuparse, que quería ser lo suficientemente sincero antes de iniciar una nueva relación.
Elena simplemente se echó a reír para no salir corriendo y puso en su mente que todo tenía que ser una broma de mal gusto y en cualquier momento él se reiría también. Pero no, nunca se rió, le contó ciertas historias, le mostró algunos detalles de las personas para saber como golpean, como pueden defenderse. Ella no sabía que hacer, sudó helado, sentía que le temblaban las piernas, creo que ahí murió, sentada luego de comer, cuando ya casi caía la noche. Todo se había muerto, ella, él, la vida, la esperanza, el aire, ¡simplemente todo!.

Salieron del local y Elena no dejaba de reír, ciertamente para no llorar, èl le invitó un cigarro y simplemente salieron las preguntas:

-¿Estoy en peligro?
-No, Elena, eso ya pasó, nadie te hará daño
-¿Algo màs que quieras contarme?, ¿Has violado a alguien?, ¿Extorsión?, ¿Robo agravado?, ¿Narcotraficante?, ¿Cárcel?
-No, nada de eso
-¿Estás seguro que no estoy en peligro?, ¿Nadie nos está siguiendo?, ¿Nadie me va a matar más tarde?
-Ya te dije que no
-¿Me vas a dejar de hablar, no?, ¿Te vas a alejar de mi?
-No lo sé,nunca sé que hacer en el momento pero espero no salir mañana en el Trome tirada y muerta en una pista de por aquí

Siguieron caminando y Elena sentía que la cordura se había ido de si repetía riéndose a cada rato "¡Puta madre Juan, por qué nada puede ser normal!"- Y yendo para el paradero se dieron algunos besos para recordar algún día. Decidieron irse juntos y al llegar por casa de Elena se sentaron un momento, hablaron un poco más del tema, Juan dijo amarla de nuevo, la besó, Elena reía por inercia, buscaba irse, huir, esconderse.

Cuando comenzó  a caminar, miraba para atrás y le gritaba a Juan que se vaya y cuando vio que se fue, Elena comenzó a correr, comenzó a llorar, comenzó a no vivir más.



jueves, 9 de julio de 2015 0 comentarios

Ficción II


Juan y Elena se conocieron casi de casualidad, ambos estudiaban en la misma universidad pero uno nunca supo de la existencia del otro, hasta que ella publicó un "tweet" sobre una fiesta que la universidad organiza anualmente. Ambos estudiaban carreras médicas y sabían la presión que eso implica, pero habían muchas diferencias entre ellos, dos muy marcadas: la edad y que uno era más relajado que el otro (él).

Juan y Elena tenían una química increíble aunque su relación amical se basaba en letras detrás de un monitor, distancias infinitas, rostros anónimos y voces desconocidas. Pero coincidían en muchos gustos. Un día Elena decidió preguntarle más cosas a Juan y descubrió que este tenía una novia y que estaba por casarse, ella no sabía donde meter la cara. Sentía vergüenza y rabia, ya que ella pensó que podía llegar a algo más con Juan y decidió dejarle de hablar. Juan era una persona muy insistente y Elena súper orgullosa. No había un día donde Elena no tuviese un mensaje de Juan, ella decidió dejar de responder durante un tiempo mientras dejaba de sentir lo que sentía y cuando ya se sintió mejor, decidió responder.

Ambos tenían la música en común, lo único que puede evitar que Elena sea una odiosa con la gente es que le hablen de música o de libros. Ella ya no sentía que quería a Juan como más que un amigo por la presencia de la novia, la cual ella ya había investigado y al saber que estaban comprometidos y tenían cinco años de noviazgo, decidió ver a Juan netamente como un pata más.
Un día Juan y Elena decidieron verse en la universidad, siempre que Elena conoce a alguien se pone muy nerviosa, pero ese día se sentía muy tranquila. Lo esperó afuera de la facultad, no podía dejar de caminar, hasta que salió Juan, se miraron y Elena se lo llevó prácticamente a un costado muy rápido porque había visto a una de sus profesoras. Juan se sintió un poco asustado, abrió los ojos como plato y no entendía nada. Elena le comentó lo sucedido y luego de un rato entraron a la universidad y fueron directamente a la biblioteca.

Elena pidió dos libros de anatomía y Juan sacó unas diapositivas impresas de su mochila, se puso sus lentes y comenzó a leer. Ella no podía creer que acababa de conocer a alguien y ya lo había metido a la biblioteca a estudiar, de rato en rato se miraban, aún estaban tímidos. Se reían de rato en rato, luego de unos veinte minutos salieron de la biblioteca y también de la universidad, ya que Elena tenía que irse y Juan tenía que entrar a clases.


Juan en el paradero no quería entrar a sus clases y Elena como sea lo obligó a volver a la universidad. Cuando al fin lo logró, le llamó y le pidió que volviera (típico de Elena, loca). Se dieron un abrazo y partieron en un carro y decidieron ir a otra universidad, esta vez una nacional que estaba cerca justo a la casa de ella. Buscaron un sitio y los dos hablaron cómodamente como unas cuatro horas, abrazados, como si ambos hubiesen guardado esos espacios en sus cuerpos para que encajara con el otro. Sin mirarse, sin siquiera besarse, solo riendo, conversando, a veces guardando silencio, simplemente viviendo, Elena sabia que había encontrado al hombre que quería pero que este tenia enamorada y que por más que buscara algún tipo de normalidad en su vida no podría encontrarla con este hombre, cuando se despidieron, Elena lo miró bien, lo dejó partir y no sabe si volverá a verlo algún día. Ahora solo tiene en su mente el recuerdo de las sombras de su abrazo, que reflejaba la noche mientras odiaban la música de fondo. 
viernes, 12 de junio de 2015 0 comentarios

Al aire

Si fueras real, me buscarías en mi lugar favorito con una cajetilla de cigarros en el bolsillo.
Si fueras real, te sentarías a mi lado y comenzarías a cantar esas canciones que tanto me gustan.
Si fueras  real y me vieras llorar, no me harías preguntas, simplemente tendría tu hombro en mi mejilla y tu olor se impregnaría hasta en mi mente.
Si fueras real, no me harías muchas preguntas y me darías muchos motivos.
Si fueras real, nunca me dejarías almorzar sola y me tendrías la cena lista luego de mis guardias, esperándome sonriente, hablándome de tu trabajo y yo del mío.
Si fueras real, sabrías que me gusta, que no me gusta y sabrías que tengo todas las intenciones del mundo cuando se trata de ti.
Si fueras real, dejaríamos nuestros demonios atrás juntos y al mismo tiempo.
Si fueras real, me quitarías los miedos, o los pintarías de un color distinto al menos.
Si fueras real, cuando te pregunto ¿Por qué me quieres?, me darías una buena respuesta.
Si fueras real, te quedarías dormido a mi lado.
Si fueras real, sabrías que no quiero que te alejes de mi. 

Lástima que no seas real. 


miércoles, 27 de mayo de 2015 0 comentarios

Hasta luego papá

Era un 17 de diciembre cuando me dijeron "vamos a ver tu papá porque se siente un poco mal", a pesar de haber llegado cansada de una actividad de la universidad no me negué, lo fui a ver. Tenías la cabeza caída y te temblaban las manos, pero no perdías los ánimos, días antes habías comprado muebles nuevos y un comedor nuevo para tu casa y cuando nos sentamos juntos me dijiste "eso se lo dejo a tu abuela por si es que me muero"- me dio miedo, atiné a reírme y decirte "papá, no digas eso, tu vas a durar hasta los 100 años". Traté de masajear tu cuello para ver si lograba enderezar tu cabeza y fue inútil, recomendé que te compraran un collarín y te trajeron uno. Te miraba, me miraste y estando mal me dijiste "¿Tienes hambre?" e inmediatamente pediste que me prepararen algo, nos sentamos juntos y así como estabas nos pusimos a ver una de tus series favoritas "The big bang theory", me mencionaste nombres que ni sabía, pero fingía entender para no decepcionarte. No sabía que ese momento sería el último donde te iba a ver caminar, hablar, sonreír, y poder abrazarte.

Al día siguiente me llamaron diciendo que te habían llevado al hospital, que fuiste caminando pero que te faltaba el aire terriblemente, a las horas me dijeron que habías perdido el conocimiento y que te quedarías un día en observación. Un día que se convirtieron en cinco meses y una semana. Donde te detectaron Miastenia gravis, que era una enfermedad donde a pesar que no ibas a poder hacer tus actividades normales, no era para que te me vayas. Todas mis vacaciones las pasé contigo, tu fuiste mi regalo de cumpleaños, te fui a dar de comer un par de veces, masajeé tu pies cuando tengo un miedo irracional a los pies, te cuidé, te mimé, te amé en cada momento cuando estábamos juntos, cuando veíamos tv y me decías que te cambie a alguno de los poquitos canales que se lograban ver, me acuerdo cuando le pedía postrecitos a la señora del comedor para que te sintieras feliz y lo comías con ganas. He escuchado mucho de tus informes médicos, siempre con buena actitud, siempre dándole ideas a los doctores para ver si se podía hacer algo más. Siempre te preocupabas de como estaba, y una de las cosas más difíciles que me preguntaste fue "¿Qué tengo?" y aunque en ese momento se me hizo un nudo en la garganta, te lo expliqué detalladamente pero sin perder la esperanza porque yo tenía la esperanza que íbamos a salir de ese maldito hospital, que tu ibas a ver la luz del día, que volverías a casa e íbamos a ver tv juntos de nuevo. Que ibas a cruzar la puerta y decir "hooooola" como tú siempre decías, pero no fue así.

¿Sabes con qué me quedo?, con los mejores recuerdos, he tenido el mejor abuelo, tal vez tuviste algunos errores, pero ¿Quién no los tiene?, me enseñaste sobre la unión familiar, la perseverancia, la fortaleza. Me hacías reír como nadie, a veces me sobornabas con billetes de diez soles para comer alguna comida que no me gustaba. Siempre me llamabas para que veamos una película juntos, para que arregle tu computadora, para enseñarte a manejar tu celular (que por cierto era más moderno que el mío), eras la persona más trabajadora que he conocido en mi vida, siempre proyectándose a algo nuevo, siempre pensando en los demás antes que en sí mismo. Extraño que me llames por teléfono y me cantes happy birthday, te voy a extrañar con toda mi alma, perdóname si no te cumplí al decir que íbamos a salir de ese hospital, han sido los cinco meses más difíciles de mi vida y el día más difícil fue cuando me tuve que despedir de tí, cuando te vi echadito, inmóvil, con gasas en los ojos y la boca, con tus cosas listas a tu lado, como si simplemente te fueran a desconectar de esa máquina que hacía que respires, pero me quedo con tu olor, con los besos que le di a tus manos, a tu rostro, con todo lo que te dije y espero que me hayas escuchado. Me voy a sentir más sola sin ti, porque eras de las pocas personas que me quería de verdad y no sé si algún día pueda reponerme de esto. Cada 25 de mayo a las 10 de la noche siempre recordaré que una de las personas más maravillosas me dejó, pero que ya está descansando. Te amo papá, con el corazón en la mano, mi alma está contigo donde quiera que estés, nunca te olvidaré. Y perdóname de nuevo por no ir a ver tu entierro, no voy a resistir ver como te apartan de mi lado. Te amo para siempre.



Tú y yo juntos, hasta más allá de la eternidad
en nuestro rinconcito del mueble.

domingo, 12 de abril de 2015 0 comentarios

De mi, para mí

Hola Eri, sé que estás muy pequeña aún para entender esto, pero soy tú en unos quince años más. Vine a prepararte, porque tu vida no será muy fácil que digamos y quiero que soportes todo con dignidad. Para empezar, llegará un momento donde tus padres se separen y una persona de tu familia se irá muy lejos, al principio llorarás y sentirás la ausencia y luego te enterarás de cosas que te aliviarán y te harán sentir cómoda. Te vas a dar cuenta que tu familia es una mierda, perdóname la expresión, pequeña, pero es la verdad. No te relajes en el colegio, pasarás a un colegio mixto y dejarás aquel colegio de monjas donde piensan meterte y te volverás super materialista, pero en algún momento dejarás de serlo (sobre todo cuando te falte el dinero). Tu abuelo morirá y nadie te dirá nada sobre eso hasta que seas una adolescente. Cuando entres a la pubertad tendrás una serie de cambios desafortunados, pelearás con tu mamá muchísimas veces, bajarás tu rendimiento académico a pesar que te dije líneas arriba que no lo hagas, pero luego de una corta terapia psicológica, mejorarás. En el colegio mixto vas a encontrar a varias personas, pero pocas serán las que verás (capaz) el resto de tu vida. En la secundaria te irá bien, solo tendrás problemas con matemáticas y casi al terminar te volverás súper aplicada, te enamorarás de tu mejor amigo del colegio y durarás como un año, pero eso sí, no lo quieras tanto.

Vas a crecer y te saldrá cuerpo de mujer, serás seria, te gustará el rock, irás a muchos conciertos pero nunca de viaje. Te matarás de la risa de vez en cuando pero también la pasarás mal y mucho. No llores, no quiero asustarte. Cuando acabes la secundaria, esa persona que tanto extrañabas, regresará, pero junto con el vienen muchos problemas. Perderás a tu enamorado, tu estabilidad, caerás en una depresión muy profunda y no estudiarás en la universidad durante dos años. En esos dos años vas a conocer a muchas personas, tendrás un trabajo que odiarás y lo dejarás, irás al concierto de tu cantante favorito de toda la vida, darás un examen de admisión y te enterarás que has ingresado a la universidad pero que tu familia te ha dado la espalda (de nuevo).Ah, cierto, no estudiarás medicina como siempre lo has querido, pero encontrarás una carrera que también te gustará mucho. Al tercer año casi todo sonreirá para ti, como si las nubes se hubiesen ido del cielo nublado. Cuando te conviertas en mayor de edad tendrás muchas dudas de la vida, seguirás conociendo gente, entre buena y mala, aprenderás de todo un poco, te vas a equivocar y  bastante, pero cuando te des cuenta, tratarás de remediarlo todo y mejorar. Ahora tenemos 20 años, Eri, y prefiero no contarte más de lo que te va a pasar, sé buena, sé la paciente por excelencia que eres, trata de no ser tan negativa como todas las personas te van a repetir a lo largo de tu vida, trata de revertir la mala suerte que a veces sentirá que te acompaña, busca soluciones, no dependas de nadie, no confíes en todas las personas que se te acercan, siempre sé honesta, no dejes que nadie influya en ti, deja tus celos a un lado, y remediemos este futuro tan oscuro que tenemos. Vamos a lavarnos la cara y a seguir adelante, ya no estés triste.
sábado, 21 de marzo de 2015 0 comentarios

#DíasDuros

Especialmente hoy me siento fatigada. Hace quince días que inicié clases y supe que nada sería fácil, los cursos han cambiado. Me preocupa no rendir. Me encanta saber que aparentemente he encontrado buenas amigas, tanto así que cuando las vi sentí que las había extrañado, me hacen reír un montón. Ya tuve prácticas hospitalarias, fue una experiencia incomparable, cada día me enamoro más de mi carrera, a pesar que hasta el día de hoy no descarto que algún día estudiaré medicina humana como lo he soñado desde el vientre de mi madre.

Desde hace tres meses no salgo ningún fin de semana, ni si quiera he ido a ninguna fiesta, reunión, acontecimiento aparentemente divertido y de noche (sobretodo). Hace dos meses que decidí no hablarle más al chico que me gusta o bueno, gustaba, me siento más tranquila (mentalmente) desde que tomé esa decisión. Hace tres meses que voy al hospital cuatro días a la semana a visitar a Valentín, también soy paño de lágrimas, soporte e investigadora.

Hace tres meses que no pienso en enamorarme, no recibo un abrazo, no lloro y no vivo. Me di cuenta que no escucho música tan frecuentemente como antes, que no voy a ningún concierto y cuando anuncian alguna banda/artista no me da ganas de ir, ni siquiera me emociona. Que cuando me dicen para salir me entra una inexplicable flojera, prefiero quedarme en casa, me quedo y me siento harta de todo, hasta de los alrededores donde vivo, podría decirse que me aburre hasta mi propia casa.
Y cuando llueve ya no salgo corriendo y saco la lengua, cuando hace mucho calor llego , tiro todo y quiero dormir y no lo consigo. Cuando me acerco al espejo me veo un poquito más arrugada, casi siempre tengo mucho sueño. Hace poquito vi a alguien que quise con todo mi corazón en un tiempo y no sentí nada, en ese momento no sentí que mi corazón bombeara sangre.

A veces me siento molesta o fastidiada y que no puedo lidiar con otros seres humanos,  me estoy aislando de nuevo de todo. Lo único que no me gusta es comer sola o tener que hacer algo como una compra o un papeleo y no tener a nadie quien me acompañe.

Me río en clases, me río cuando me burlo de alguien más, me río de alguna ocurrencia de mis amigas, pero al final no sé si he reído de verdad.  Son días duros. 
jueves, 5 de marzo de 2015 0 comentarios

Ficción I


Luego de reír y caminar tanto, cansados buscamos un sitio para sentarnos. Nos encontrábamos caminando por el malecón de Miraflores y un muro donde se podía apreciar la inmensidad del mar nos acogió. Nos seguimos riendo de alguna ocurrencia que él dijo, yo ya no podía más con el dolor de estómago que me invadía de lo mucho que reí en ese momento. Débil de tanta risa, me recosté en su hombro hasta que ambos nos quedamos callados. Era de noche.

 No puedo creer que esté de nuevo aquí contigo- dije sonriendo, pero sin que él pueda ver mi sonrisa.
 Citaré a una persona que siempre dice, si alguna vez nos peleamos nunca olvides este momento- dijo él.

Cerré mis ojos y no le dije nada y es que cuando sentía momentos sublimes con él, como reírnos tanto o hablar de cosas que a ambos nos gustaban simplemente quería que siempre recordara el momento, que pensara en mí de alguna manera. Así como el siempre invadía mi mente en todo momento.

¿Puedo hacer algo?- pregunté
Claro- dijo él
Le tapé la boca con mi mano y la besé, seguido a eso me eché a reír y él puso esa cara de extrañez que siempre pone cuando hago malas bromas o digo algo que considera “raro”.
¿Y eso?-
¿No puedo?- dije rodeando la seriedad.
Al contrario- dijo él  y seguido hizo lo mismo que yo, tapó mi boca y besó su mano


No me di por vencida y repetí lo anterior y cuando él lo repitió quité su mano y nos besamos, nos correspondimos y extrañaba sus besos. Sabían igual que siempre, como si se hubiesen congelado ocho meses en el espacio esperando que vuelva. Tembló como la última vez, le tomé las manos y  me reí, lo abracé, le tomé la mano, se la solté y me fui corriendo porque esta vez no quiero que me atrape. 
lunes, 23 de febrero de 2015 0 comentarios

#YoTeAmo




Porque te aprendí a querer con tus errores y defectos
Porque no importa que hagas, te puedo perdonar lo que sea
Porque me haces preguntas difíciles pero siempre contesto
Porque la única vez que me atreví a contestarte, le bajaste revoluciones a tu carácter y me explicaste porque no debía de contestarte
Cuando veo nuestras pocas fotos juntos
Porque masajee tus pies y eso no lo hago por nadie (más)
Por esas veces que me llamaste y nos quedamos juntos viendo tv abrazados
Por ese día que estando mal te preocupaste por si había comido y me diste de tu sándwich
Porque te preocupas por mi y yo por ti
Porque extraño tu voz y quisiera que dijeras alguna lisura para alegrarme la vida
Porque haces que me olvide de mi negatividad
Porque me haces investigar y aprender cosas nuevas
Porque me haces escribir cosas “con el corazón en la mano” como siempre digo

Por todo esto y más. 
martes, 3 de febrero de 2015 0 comentarios

La espera




Llegó al hospital y corriendo subió las escaleras, llegó a la baranda y la trepó como siempre. Vio a una monja con él, dándole capaz el último adiós, entró en pánico y gritó. Su acompañante subió en la baranda y le dijo "no son sus pies". Lo habían cambiado de lugar, su alma volvió a su cuerpo. Se sentó en el piso e inmediatamente lo reconoció. Veía todo el movimiento, enfermeras entraban y salían como si fuera un hogar tranquilo. Él estaba ahí, mirando todo y la vez nada, llamando a alguna de las enfermeras que no le hacían caso y fue ahí donde ella se desesperó y comenzó a chancar el ventanal de vidrio con las uñas, pero nadie la escuchaba. Comenzó a llorar todo lo que no había llorado desde que toda su pesadilla comenzó. Sintió la impotencia de no poder gritar, de no poder hacer algo para que lo atiendan o capaz ella misma atender sus necesidades. Cuando llegó su momento de verlo siempre siente un impulso de energía positiva, como si toda esa negatividad que la acompaña día a día se quedara afuera de la sala esperándola para cuando regrese. Entra, se pone la bata, se desinfecta las manos y corre feliz hacia él diciéndole su apodo en tono bajito pero que él pueda escuchar, le trata de dar un beso y le acaricia la cabeza. Él se relaja, sonríe, la mira con cariño. Ella lo percibe y guarda pequeñas capturas en su mente, como fotografías que viajarán en el tiempo y que regresarán en el momento menos esperado. Le pregunta como está, atiende alguno de sus pedidos, conversan, aunque él solo gesticule, asienta y niegue y ella extrañe el sonido de su voz y sí que lo extraña con el alma. Ella siempre le hace prometer algo, él siempre lo promete y eso le da seguridad, ella sale tranquila de la sala. Oliendo sus manos porque estuvieron con él. Pensando en alguna solución, estudiando su caso, tratando de ayudar. Conversa con los doctores y a veces les discute, no sólo a ellos, sino también con las enfermeras. Sus visitas al hospital están sacando su verdadero carácter de a pocos. Una vez no la dejaron entrar porque pensaban que era menor de edad, al día siguiente llevó su documento de identidad, pero ese guardia ya no estaba. Se siente capaz de pelear con quien sea, porque haría todo por él, porque va a luchar hasta el final, ella  piensa eso mientras vuelve a sentarse en el piso, por dos horas, vigilándolo, cantando bajito alguna canción que se imagina que a él le gusta. Preguntándose cuando va a acabar su pesadilla, pero no encuentra respuesta. 
viernes, 30 de enero de 2015 0 comentarios

¿Qué es de tu vida?

Ella estaba sola caminando mientras hacía algo de frío. Andaba con los audífonos en los oídos cuando sin darse cuenta, llegó un mensaje en su celular. Era él. La persona con la que menos quería hablar en ese momento. En el mensaje la saludaba y le preguntaba ¿Qué es de tu vida?. Ella no respondió, se quedó pensando, llegó a su casa, cogió papel y lápiz y comenzó a escribirle una carta que esta vez no rompería. 



¿Qué es de mi vida?, te respondo. Estoy bien. No han habido muchos cambios, la persona por la que estoy preocupada está mejorando, aunque casi nunca me preguntas nada de eso. Aún te quiero y nunca más te lo voy a volver a repetir. Escuché Cerati mientras escribía esto para darme valor y porque es un buen modo de decirte adiós, si, es una carta de despedida. Una vez nos prometimos que nos contaríamos si alguno de los dos estábamos saliendo con alguien, capaz te olvidaste. Me enteré que estás con alguien, la noticia no me puso nada feliz, pero en ese momento pensé más en mis estudios que en ti, como siempre debió de ser. Ahora que estoy de vacaciones, las cosas que publicas en todos lados son una tortura interdiaria. No tengo ningún derecho a reclamar, somos amigos y nunca hablamos de amor. ¿Te acuerdas nuestra última salida?, la disfruté mucho, la pasamos tan bien que ese momento de felicidad olía a último episodio. Cuando caminábamos por la Avenida Arequipa en plena bajada te dije "si algún día dejamos de hablar, acuérdate bien de este momento, sí?, Es navidad, nunca nadie olvida como pasó su última navidad". Me acuerdo de eso y sonrío mucho, de eso y del frío, los cigarros, la música, la caminata, tú y tu sonrisa inolvidable. Esa misma que me captó cuando nos conocimos. También me acuerdo que me hablaste de ella y me dio mucho miedo de que llegue el año nuevo, ya sabía que pasaría algo. Tu eres de las personas que siempre da sorpresas o como dices tú "los fines de año siempre definen tu situación sentimental". No pensé que pocos meses lo definirían, en el fondo hubiese querido lo mismo conmigo. Al final de nuestra salida terminamos abrazados, con miedo en plena Javier Prado, sin carro para volver y con los minutos contados para que nos caiga la media noche encima, prefiero recordar nuestra despedida, abrazo, último contacto visual y último beso en la frente, así como cuando nos conocimos, besaste mi frente con cariño. Lo percibí. Lo pensé tanto, le di vueltas al asunto y luego de todo lo que hemos pasado, he decidido dejarte ir de una buena manera, sin que me afecte y que a ti tampoco te afecte, espero que leas esto y no me trates de decir nada, porque no sabré que responder, solo me queda desearte "vibras universales" y despedirme de ti como cuando te conocí, con el corazón y con las manos heladas.  ¿Qué es de mi vida?, un recuerdo diario, una lucha constante, un amanecer y un anochecer, música o pensamiento, eso es de mi vida, una duda, un todo o un nada, un contigo o sin ti. Tal vez no sepa que es realmente. 


Dobló la carta, la puso en un sobre y la puso encima de su escritorio, enviarla o no queda en ella,  capaz aún lo está dudando. 
domingo, 25 de enero de 2015 0 comentarios

Dream on

Nunca pensé que Twitter serviría para conocer a personas tan geniales como él. Unas interacciones con mis grandes amigas Milagros y Anaí me servirían para darme cuenta que era una persona confiable. Sí, soy una paranoica confesa. El hecho de que en su foto solo salga parte de su cara y su ojo fue un detonante para despertar mi curiosidad. Cuando tuvimos la oportunidad de hablar aparte me di cuenta que teníamos gustos musicales parecidos y me halagó mucho que me pidiera de favor que le mostrara más sobre lo que yo escucho (cosa que hasta ahora le debo). A pesar de que muchos kilómetros lo alejan nunca dudé de él, es una buena persona por donde lo veas. Es más, no se hizo problemas en enviarme una foto de él y comprender mi paranoia, eso fue fenomenal para mí. Cuando llegó a Lima y nos reunimos por primera vez fue gracioso, yo andaba en una discotienda con un amigo que me pidió que lo acompañara a comprar los regalos para su familia por navidad mientras hacía hora y esperaba que él y mis estimadas gritonas aparezcan. Jamás me pude poner de acuerdo con él y al salir de una tienda simplemente vi a un chico el cual era él y nada más lo reconocí nos gritamos nuestros respectivos nombres y nos dimos un abrazo.  Nunca hubo un silencio, un momento incómodo, siempre hubo un tema bueno de conversación y nos trajo regalitos (siempre recalcaré gestos lindos como ese). Luego de nuestra conversación/reunión con las amigas, él y yo nos fuimos en un micro camino a la Arequipa mientras me contaba la historia de su vida, lo escuché atentamente, le decía lo que pensaba al instante y al bajar nos subimos a un taxi donde nos recibió “El hombre lobo en Paris” y alguna canción de Daniel F que ahorita no recuerdo el nombre de fondo musical. Nos divertimos hablando, riendo y en ese momento me di cuenta que había encontrado uno de esos amigos que siempre quise en mi vida. Lo he visto un par de veces más en lo que duró su estadía en Lima, han sido grandes encuentros. Ahora somos socios musicales, me gusta escuchar cuando me habla sobre sus proyectos, me enorgullece saber que tiene metas, que no se quiere quedar con lo que tiene, que sus ganas de salir adelante son infinitas, que a pesar que todo lo que pudo pasar o puede pasar no lo va a detener en nada. Aunque a veces piense que no lo apoyo, aunque a veces la cague, aunque a veces no responda, con este post quiero que sepa que lo quiero mucho y que le agradezco que me acepte con mis errores, inestabilidades, por siempre darme ánimos y que cuando vuelva espero que hagamos hora en el malecón de Magdalena, con puchos de canela, unas chelas y unos stickers. ¿Una Bembos?.

Puchos, chistes y rock and roll.
sábado, 24 de enero de 2015 0 comentarios

Vómito verbal

Ayer lo vi luego de tiempo, en ese parque, en la tercera banca de la derecha. Casi de noche y el vómito verbal fluyó solo. El circulo vicioso, las quejas, los reclamos de siempre, dinero, dinero, sucio dinero. Fiestas, descontrol, la mesa, la universidad, la vigilancia, “el que no te quiere no te valora, el que te quiere hará todo por ti”, todo es por ti, diles a ellas, ¿Qué pasa si me muero mañana?, ¿Qué pasa si mañana me atropella un carro?, dile que haga algo, sueldo mísero, miedo del mañana, miedo del más tarde, mucha fatiga. Los perros peleando, familias pasando, él tratando de entrar en razón de nuevo, rajes del abuelo, rajes de todo, pero perfección en él. “Nada de lo que me dices hará cambiar mi modo de quererlos”, nunca tuve en mi mente la definición de familia, cuando me quejo todos me dicen que me queje contigo, tú me dices que me queje con ella, mejor me quedo callada. Vivo constantemente en silencio. Ella me dice que me parezco a ti. Palabras como: ignorante, “una persona más inteligente”, su poco sentido común. Veneno, mucho veneno. ¿No te parece tonto eso?. ¿Te parece bien que todo siga así?, yo recuerdo solo dos momentos bonitos mientras viviste conmigo y los narré. Quiero divorciarme. Yo estudiar. Lágrimas. Una historia muy falsa. Dudé de todos por un momento. Pensé en solucionar los problemas muriendo. Luego. Busca en un trabajo. No me ayudes, no quiero nada. ¿Quieres un helado?, no. ¿Quieres una gaseosa?, tampoco. ¿Un sándwich?, no gracias. Quiero irme. Siempre volvemos a lo mismo. “Tú no me entiendes”.  Caminar tres largas cuadras en silencio. Déjame acá. “Discúlpame”, ya. Y creé mi propia verdad. Y no se la quiero decir a nadie.


viernes, 16 de enero de 2015 0 comentarios
En el micro, camino a casa, trataba de recordar algún "cumpleaños feliz" y no recordé ninguno.
jueves, 15 de enero de 2015 0 comentarios

El vigésimo dieciséis de enero.

Me parece mentira haber vivido veinte años en este mundo tan ingrato y loco. Aún me veo echada en las piernas de mi mamá preguntando ¿Mami, cuanto falta para cumplir quince? Y recuerdo mi voz mucho más joven, me recuerdo pequeña, despreocupada. Y han pasado justo quince años desde que hice esa pregunta. Hoy me miro al espejo  y me toco el rostro y veo mis uñas súper largas, algún granito, mis ojeras pronunciadas y siento que por fin soy mayor. Y aunque esto me gusta a la vez me da pena, porque sé que viene “lo bueno”, que tengo que tomarme todo más en serio y eso me asusta. También me digo mientras me miro que es tiempo de mejorar como persona, que debo de dejar algunos defectos, sobre todo mis engreimientos. Me costará el hecho de decir “tengo veinte” y no volver a mencionar más el “diecialgo”. Dicen que a partir que entras a los veinte los años se pasan más rápido. ¿He madurado? Eso me pregunto yo. La verdad que no me siento adulta. Ni si quiera sé cómo se comporta un verdadero adulto. No me creo Peter Pan tampoco. Aunque creo que me estoy contradiciendo. Tengo un extraño sentimiento cuando cumplo años, me emociona los días antes de que llegue y cuando llega simplemente ya quiero que acabe. Nunca me ha gustado celebrar mis cumpleaños y la única vez que lo celebré me arrepentí de celebrarlo (aún me arrepiento). Y la verdad que sobreviviré este día con dignidad, dos exámenes me esperan calientitos en la universidad y al llegar a mi casa quiero quitarme la ropa y dormir un rato. Luego quiero leer mis saludos, ignorar la mayoría y solo ver los que realmente espero que al menos por milagro de la vida se acuerden de que existo. Quiero almorzar, me quiero vestir inusual, el año pasado me puse una falda larga y un bivirí y no me dio vergüenza salir así. Quiero comer una tajada de torta pero que no me canten “Happy birthday” porque es incómodo. Quiero que me llamen a las doce, quiero que no me pregunten “¿Oye, que quieres que te regale?”, quiero ir al hospital y ver a mi verdadero regalo, quiero que me digan que aprobé química, quiero pasar un día tranquilo, quiero que no se apoderen de mi día, quiero que se acuerden de mi con música. No evito recordar todo lo que he vivido durante veinte años, aunque no me acuerde los tres primeros, pero aún tengo todo presente, cada cosa bonita, fea, ahí está atesorada en mi veinteañero corazón. Me pregunto si cambiarán mis diminutivos por mi nombre en seco. Y si algún día tendré que ir a hacer colas para pagar las cuentas. Y si algún día voy a ir a Sargento y me van a regresar cargada a mi casa (es un sueño de toda la vida).  Y el otro año, veintiuno, legal en todos los países. 


Y esta soy yo, antes de envejecer.
 
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